En mayo habíamos entrevistado a dos investigadores que trabajan en Ecuador – Thomas Couvreur y Angel Guevara - para que nos hablen del impacto de la crisis del COVID en sus actividades. Un año después, hemos retomado nuestras preguntas para cuestionar la evolución de la situación, gracias al testimonio de otras dos personalidades: Dr. César Paz-y-Miño (universidad UTE Quito) y Dr. Jaime Costales (Pontificia Universidad Católica del Ecuador, PUCE Quito), que tienen actividades científicas, de publicación, y de comunicación con el IRD. César Paz-y-Miño es médico especializado en Genética Clínica y Genética Molecular Humana. Lidera un grupo de trabajo con las líneas de genética y predisposición a cáncer, enfermedades genéticas raras, estudios del origen poblacional del Ecuador, genotoxicología, actualmente, es Director del Centro de Investigación Genética y Genómica de la Facultad de Ciencias de la Salud de la UTE. Jaime Costales, él, es investigador en el Centro de Investigación para la Salud en América Latina (CISeAL de la PUCE) trabaja sobre las interacciones entre huésped/parásito, el Trypanosoma Cruzi y la epidemiología de la enfermedad de Chagas en Ecuador. Los dos aceptaron contestar a nuestras preguntas…
Hola César, Hola Jaime, pues, primera pregunta ¿Pueden explicarnos cómo sus estructuras decidieron organizar el trabajo de sus empleados durante este periodo de pandemia?
CÉSAR: “El Centro que dirijo planificó dos cosas a la vez:
- Teletrabajo con acciones específicas de investigación bibliográfica y construcción de artículos científicos analizando datos. Publicamos un primer análisis de interacciones moleculares entre proteínas (los nombres de las proteínas implicadas coinciden con los nombres de sus genes) para resistencia y susceptibilidad al SARS-COV-2.
- Por otro lado, al ser un laboratorio de investigación tuvimos actividad presencial restringida. Dos investigadores del Centro realizaron entrevistas a pacientes Covid recuperados y otros dos realizaron los ensayos de laboratorio. Se extrajo muestras de sangre para análisis de genes de vulnerabilidad a la infección.
Adicionalmente seguimos evaluando pacientes con enfermedades raras que solicitan consulta genética.”
JAIME: “Ateniéndose a las directivas de salud ocupacional de la PUCE, el personal du CISeAL realiza teletrabajo, y las actividades de investigación regulares se detuvieron desde marzo del 2020. La mayoría de investigadores, técnicos, estudiantes y personal administrativo han trabajado únicamente a través de medios virtuales desde entonces, y recientemente han iniciado de nuevo sus actividades presenciales. Sin embargo, otros investigadores nos mantuvimos en actividades presenciales e iniciamos un laboratorio de diagnóstico molecular de COVID-19, para apoyar al país en la crisis. Ese trabajo ha sido muy intenso. Hemos procesado más de 100 000 muestras desde hace un año, lo que representan cerca del 10% de las muestras procesadas a nivel nacional durante la pandemia. Actualmente, procesamos alrededor de mil muestras diarias, la mayoría subvencionadas, o sin costo, apoyando a los más necesitados y a los distintos hospitales y dependencias del Sistema Nacional de Salud.
Hemos publicado un par de artículos científicos sobre la percepción de la población ecuatoriana sobre COVID-19 en los cuales participan varios investigadores del CISeAL, y tenemos varios otros en camino sobre aspectos moleculares y clínicos. Además, en las próximas semanas, apoyaremos a la Secretaría Nacional de gestión de riesgos con parte de los análisis de laboratorio necesarios para un estudio sero-epidemiológico de COVID-19 a nivel nacional.”
© IRD Equateur
Centro de Investigación Genética y Genómica de la Facultad de Ciencias de la Salud de la UTE
¿En cuáles tipos de actividades esta situación impacta más su trabajo? ¿De qué manera?
CÉSAR: “Actividades en el laboratorio están casi anuladas y justamente nuestro trabajo es en laboratorio. Las personas han bajado mucho el ritmo de análisis de muestras, así como de producción científica. Si la mides en artículos publicados se ha bajado sustancialmente. Solo hemos evaluado casos complejos y urgentes de enfermos.”
JAIME: “Las actividades de laboratorio regulares de mi grupo (investigación sobre enfermedad de Chagas) y de otros grupos del CISeAL (también en Chagas, malaria, entomología médica, etc.), se han visto gravemente afectadas durante este año de pandemia. No hemos podido realizar nuestras investigaciones de campo ni de laboratorio. Todos los proyectos con financiamiento interno de la PUCE se han detenido y nos ha sido imposible recibir investigadores visitantes como regularmente lo hacemos (se han complicado las misiones de personal del IRD que teníamos planificadas, por ejemplo). Tan solo recientemente, hemos recibido autorización para que parte del personal que participa en proyectos internacionales o externos reinicie sus actividades en el CISeAL. Si bien algunos investigadores se han podido dedicar a escribir artículos con los datos que tenían generados en años pasados. Para mí esto ha sido muy difícil debido al tiempo que le dedico al laboratorio de diagnóstico molecular. Sin embargo, hemos logrado sacar un artículo en conjunto con investigadores del IRD, correspondiente a la tesis de una estudiante ecuatoriana en la Universidad de Montpellier, y tenemos varios más en camino.”

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Temocicladores de tiempo real funcionan día y noche para generar los resultados diagnósticos de COVID-19 en el laboratorio de bioseguridad nivel-3 del CISeAL durante la emergencia sanitaria
¿Nuevas formas de trabajo o actividades han surgido desde el inicio de la epidemia en su campo de investigación?
CÉSAR: “Si, en análisis del big data con herramientas bioinformáticas, por ejemplo. También hemos profundizado en el estudio y comprensión de los pacientes con enfermedades raras. Además, realizamos interactivas de proteínas y paralelamente analizados genes para construir relaciones genotipo/fenotipo. El análisis de los datos de secuenciación masiva también ha aumentado por el teletrabajo.
El trabajo se ha centrado en discusiones vía on line sobre artículos científicos y casos de pacientes complejos.”
JAIME: “Hemos iniciado un laboratorio de diagnóstico molecular en el CISeAL que, por ahora, se ha concentrado en COVID-19, pero que esperamos mantener en el futuro. Ampliaremos sus actividades a otras enfermedades infecciosas. Esto abre nuevas posibilidades de investigación.”

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Toma de muestras para exámenes diagnósticos para COVID-19 desde vehículos en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Los análisis moleculares de estas muestras se reaizan en el CISeAL.
¿Nos podrían decir si el tipo de organización actual les conviene?
CÉSAR: “No totalmente. Hay un grupo de investigadores que podrían seguir trabajando on line y teletrabajo, sobre todo los que hacen análisis científico de datos, pero el laboratorio no puede pararse indefinidamente y trabajar en la red. La inversión en equipamiento es tan alta para un país como el Ecuador, que no se puede permitir trabajar solo con datos, todo lo contrario, el análisis de datos es un complemento a los estudios de pacientes o cáncer, en nuestro caso. Las personas y pacientes, necesitan de apoyo de nuestro trabajo experimental y de laboratorio para mejores diagnósticos y tratamientos de sus enfermedades.”
JAIME: “Considero que, en balance, la productividad de nuestros investigadores se ha visto afectada por las actuales circunstancias, y nuestras capacidades de investigación están disminuidas. Para nosotros, es esencial realizar actividades de laboratorio y de campo, que han sido imposibles en esta época. Si bien nos hemos mantenido tan productivos como ha sido posible, esperamos que cuando la vacunación se aplique de manera más amplia, podamos trabajar con mayor normalidad nuevamente.”
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¿Tienen alguna anécdota que les haya ocurrido desde el inicio de la crisis, que nos podrían contar?
CÉSAR: “Varias. Una hospitalización por supuesto Covid-19, y otra por sangrado digestivo por estrés, que nunca se diagnosticó realmente. Los datos de laboratorio no fueron concluyentes. No fue Covid.
Aumentaron las entrevistas en radio, televisión y muchas conferencias on line.
Algunas personas del Centro tuvieron afectación psicológica, entraron en “pánico escénico”, al no tener actividad pública, empezaron a diseñar actividades extra científicas: confabulaciones, mitomanías, sentimientos de grandeza y prestigio social exacerbado, lo que determinó inestabilidad laboral, incluso como médico puedo asegurar que necesitarían apoyo psicológico. Esto se ha informado en la literatura científica como un efecto del aislamiento y distanciamiento social obligatorio, así como relacionado a los sentimientos de inseguridad de salud o percepción de muerte inminente por enfermedad pandémica.”
JAIME: “En realidad, son tantas, que algún momento escribiré un libro al respecto. Recuerdo que tuvimos que realizar pruebas diagnósticas para COVID-19 a muchos amigos, colegas, gente conocida, funcionarios importantes. Muchas veces he podido darles la buena noticia de que los resultados eran negativos, pero no siempre. He pasado muchas noches en vela por el estrés de no poder conseguir algún material o reactivo necesario para los análisis, sabiendo que al día siguiente debíamos entregar resultados urgentes. Recuerdo un viernes en julio pasado, uno de los peores momentos de la pandemia en Quito. Eran las 17h00, todos alistándonos para acabar el trabajo y salir a descansar después de una semana estresante y agotadora. Desde un hospital público nos llegó un pedido urgente para hacer pruebas esa noche. Había un accidente de tránsito, una persona tenía una lesión espinal, y para poder operarla necesitaba una prueba de COVID-19. Si no tenían ese resultado, no podían operarla, y podía quedar cuadrapléjica. Los laboratorios públicos, en aquella época, se demoraban más de 10 días en entregar los resultados. Le expliqué la situación a los chicos de mi equipo, que estaban exhaustos. Pedí una pizza, comimos algo, y nuevamente ingresamos al laboratorio a analizar esa y otras muestras urgentes del hospital. A las 10 de la noche, entregamos los resultados, y la persona fue operada y se salvó. Ese día, como muchos otros, recibimos un mensaje de WhatsApp desde el hospital que decía: “Gracias. Han salvado una vida”. Ver a jóvenes profesionales que se formaron en la PUCE y en nuestros laboratorios del CISeAL poner su talento y entrenamiento al servicio del país, y hacer una labor intensa y dedicada, que ha sido realmente trascendente en esta época crítica, me ha hecho sentir muy orgulloso de ellos. Cuando todo esto pase, y no sea más que un recuerdo, nosotros podremos mantener la frente en alto, porque sabemos que, en los momentos más críticos, estuvimos en el lugar correcto, haciendo aquello que era correcto.”

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Cámaras de bioseguridad en las que se manejan las muestras de pacientes con sospecha de COVID-19 durante el proceso de diagnóstico molecular en el laboratorio de bioseguridad nivel-3 del CISeAL.
Muchísimas gracias César y Jaime por haber tomado el tiempo de contestar a nuestras preguntas, sé que no tienen mucha disponibilidad en este periodo… Y más que todo, gracias por el trabajo que hacen cada día!